La Camelia (Camellia japonica) es una planta arbustiva de hoja perenne conocida por sus espectaculares flores que aparecen durante el invierno y la primavera. Originaria del este de Asia, la Camelia es muy apreciada en jardinería por su elegancia, resistencia y la belleza de sus flores, que pueden ser simples, dobles o semi-dobles y de colores que van desde el blanco, el rosa, hasta el rojo intenso. Es una planta que simboliza la longevidad y la perfección, especialmente en la cultura asiática.
Flores: Grandes, de 5 a 12 cm de diámetro, con pétalos delicados. Pueden ser simples, dobles o semidobles.
Época de Floración: Desde finales del invierno hasta la primavera (de enero a abril en climas templados).
Color de las Flores: Blanco, rosa, rojo y a veces con combinaciones de estos colores.
Nombre Científico | Familia | Tipo de Planta | Altura |
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Camelia japonica | Theaceae | Arbusto o pequeño árbol perenne | 1.5 a 6 metros |
Luz: Prefiere luz indirecta o sombra parcial. La Camelia necesita una buena cantidad de luz, pero el sol directo, especialmente en las horas más intensas, puede quemar sus hojas y flores. En climas más fríos puede tolerar algo más de exposición al sol.
Riego: Necesita riego regular para mantener el suelo húmedo, pero no empapado. Es importante evitar encharcar las raíces, ya que son sensibles a la pudrición. Se debe regar más en los meses cálidos y reducir el riego en invierno.
Humedad: Prefiere ambientes húmedos, pero puede adaptarse a una humedad moderada. Pulverizar ligeramente las hojas en los días más secos ayuda a mantener la planta saludable.
Suelo: Requiere un suelo ácido (pH entre 5.5 y 6.5), rico en materia orgánica y bien drenado. Los suelos arcillosos o calcáreos no son adecuados. Se recomienda usar un sustrato especial para plantas acidófilas.
Temperatura: Las Camelias son relativamente resistentes al frío. El rango óptimo está entre 15°C y 25°C, aunque pueden soportar temperaturas mínimas de -5°C sin sufrir daños graves si están bien establecidas. No toleran el calor extremo ni la sequía prolongada.
Fertilización: Se recomienda fertilizarla en primavera y verano con abono especial para plantas acidófilas. Evitar fertilizantes en invierno, ya que la planta está en reposo.
Poda: La poda ligera después de la floración ayuda a dar forma al arbusto y eliminar ramas muertas o débiles. No debe podarse durante la floración o justo antes de la misma.